La inestabilidad e incertidumbre que provocó la pandemia, entre otros aspectos de nuestras vidas, también cambió nuestros hábitos de consumo. Esta crisis mundial, debido al confinamiento y al cierre de los establecimientos, provocó un auge de las compras en línea y de los pagos con tarjeta. Al consumidor no le quedó más opción que comenzar a migrar al mundo digital, ¿qué otros hábitos de consumo están cambiando?
93%
de los consumidores consideran que la crisis tendrá un impacto negativo.
En general, los consumidores a nivel mundial experimentan una disminución en los ingresos y eso significa menos gastos. Según un estudio de Nielsen, el 93% de los consumidores en Latinoamérica consideran que la crisis tendrá un impacto negativo en su situación económica.
El gran problema del mercado de América Latina es que para la mayoría quedarse en casa no es una opción. Según un estudio de Nielsen, “53% de estos consumidores pertenecen al sector informal y ganan dinero diariamente o semanalmente en puestos que a menudo no incluyen seguridad social o beneficios”.
En general, este tipo de trabajadores son los que se han visto más afectados durante la pandemia: las construcciones se han pausado, los puestos callejeros han cerrado, ya casi no hay gente en las calles que busque un taxi, por mencionar algunos ejemplos.
¿Cómo el COVID-19 afecta el consumo por categoría?
Esto se debe no sólo al confinamiento, sino también a que la forma en que consumimos ha cambiado, incluso en cuanto a las categorías de productos a las que damos prioridad. En el estudio de Nielsen, encontramos que, por ejemplo, más del 50% de los consumidores afirman que han aumentado las compras en categorías como antisépticos o máscaras. También se están abasteciendo de algunas categorías de alimentos, como salsas y condimentos (45%), alimentos listos para comer (42%) y productos con fechas de vencimiento más extensas (alimentos enlatados {33%}). El gasto en productos no esenciales presenta una intención negativa de compra a corto plazo de hasta 75% y la industria de la moda también se ha visto seriamente afectada.
En cuanto a otras categorías, McKinsey añade también que la demanda de servicios de streaming y de juegos en línea han aumentado. Netflix fue beneficiada por el confinamiento a nivel mundial superando su pronóstico de crecimiento del primer trimestre al agregar casi el doble de suscriptores en ese periodo. Además de que las acciones de la compañía subieron un 12%.
Otras categorías como comida a domicilio, supermercados, productos para la limpieza del hogar, medicamentos y mascotas, también están generando nuevos compradores a través de plataformas de ecommerce.
Entre otras cuestiones, esta alta volatilidad de la demanda también está provocando un cambio de marcas, “el 46% de los consumidores han probado otras opciones, impulsados por la falta de disponibilidad de sus productos habituales, aunque sólo el 9% cambiará su preferencia al terminar la contingencia”, dice McKinsey.
Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, 50 millones de empleos están en riesgo en la industria del turismo. Este dato no es menos teniendo en cuenta que el turismo representa el 10.4% del PIB mundial.
12%
¿Cómo el COVID-19 afecta dónde compramos?
La mayoría de los consumidores en América Latina viven día a día. Por este motivo, es probable que estos consumidores limitados recurran a lugares de compra pequeños o informales que ofrecen principalmente precios bajos y tickets más pequeños (por ejemplo, mercados públicos, comercio tradicional, tiendas de descuento y mayoristas) para satisfacer sus necesidades cotidianas. Por ejemplo, en México, el 66% de los hogares de bajos ingresos dice que se abastecen las tiendas tradicionales y el 30% en mercados públicos. Comparado con el 80% de hogares de niveles socioeconómicos más altos que declaran hacer sus compras en supermercados. En contraparte, la Central de Abastos, el principal mercado mayorista y minorista de productos de consumo en la capital mexicana ha reportado que su actividad comercial ha disminuido en un 25% a causa del coronavirus, además de una caída del 30% del ingreso de vehículos para transportar mercancía.
Un informe de Digital Commerce 360, estima que, en tres años, el e-commerce será la tercera parte del comercio mundial. Por otro lado, We Are Social y Hootsuite completan esta información con su estudio Digital 2020, en el que afirma que los supermercados online son los grandes ganadores en número de visitas: su tráfico web se ha incrementado un 251% en los siete días del 8 al 15 de abril, en comparación con el tráfico semanal promedio a principios de 2020. En un segundo lugar, los ecommerce de venta de tecnología han visto crecer su tráfico web un 78%, seguidos por media (56%) y telecomunicaciones (29%).
251%
Supermercados Online
78%
Venta de Tecnología
56%
Media
29%
Telecomunicaciones
Si bien es casi seguro que, una vez que el confinamiento acabe, las personas regresarán a las tiendas físicas, existe también la posibilidad de que algunos de los nuevos comportamientos perduren. En particular, en países donde la cuarentena duró más de un mes, los nuevos comportamientos podrían convertirse en hábitos. Varias investigaciones sugieren que toma entre 21 días y dos meses para que un nuevo comportamiento se convierta en un hábito ‘automático’, aunque también debemos tomar en cuenta la frecuencia. Como consecuencia, las actividades regulares, como las compras de alimentos tienen más probabilidades de ver cambios duraderos en el comportamiento, en comparación con las categorías que reflejan compras únicas en las últimas semanas.
Todos estamos viviendo un momento de cambio y, a pesar de que volvamos a la normalidad, el consumidor seguirá resintiendo el impacto de la crisis. Esto significa que las empresas, sin importar su tamaño ni su categoría, deberán adaptarse para abastecer las necesidades de este nuevo consumidor. Para algunos, reconstruir la experiencia podría ser la solución. Para otras compañías, no hay más opción que esperar. De todos modos, cada industria enfrenta una realidad: la pandemia ha cambiado nuestras vidas.
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Mi encuentro con la Ciencia
Mi hijo de 2 años, ya empezó a preguntar de dónde salen las cosas y por qué. Es ahí donde me volvió esa curiosidad de poder encontrar la forma más sencilla de entender las cosas, de cómo funcionan y, sobre todo, cómo contárselas a un niño tan pequeño.
