Este contenido busca honrar la memoria y aportaciones científicas que dejó en el mundo, aquel niño que, tras recibir un juego de química con microscopio pudo descubrir su pasión por la ciencia, y años más tarde ser considerado como uno de los ingenieros químicos más destacados en el mundo, acreedor al Premio Nobel de Química.

Nos referimos a José Mario Molina Pasquel, quien nació el 19 de marzo de 1943 en la Ciudad de México, y que a una edad muy temprana mostró su interés por la literatura, música y por el fascinante mundo de la ciencia.

Profesor Mario Molina

“A partir de ese día, gracias al microscopio, pude entrar a otros mundos que me parecieron fascinantes…Por suerte tenía una tía muy generosa, que era química, y que me sugería experimentos y me llevaba a comprar los reactivos y los recipientes a farmacias del Centro Histórico”.

Egresado de la carrera de Ingeniería Química en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Mario Molina decidió continuar su preparación académica en el extranjero; donde realizó un posgrado en Cinética de Polímeros en la Universidad de Friburgo (Alemania), para años más tarde estudiar un doctorado en Fisicoquímica en la Universidad de California (Estados Unidos), donde conoció a Sherwood Rowland, quien se convertiría en su cómplice y colaborador para la obtención del Premio Nobel.

Rowland, profesor estadounidense, guio a Mario durante su investigación acerca del daño que sufría la capa de ozono. En un inicio, le proporcionó línea sobre en que podía basar sus investigaciones, y entre ellas hubo una que le cautivo: averiguar el destino de algunas partículas químicas inertes derivadas de procesos industriales (los CFCs) acumulados en la atmósfera, y cuyos efectos sobre el medioambiente no se habían tenido en cuenta hasta ese momento.

Sherwood Rowland y Mario Molina

En un principio esta investigación no parecía ser interesante, pero después de varios meses de análisis y estudios, se dieron cuenta que los átomos producidos por la descomposición de los CFCs destruían el ozono. Fue en 1974 cuando Rowland y Molina dieron cuenta de los resultados de sus investigaciones en un artículo publicado por la revista Nature, en donde señalaban la creciente amenaza que representaba para la capa de ozono el uso de dichos gases.

En aquellos momentos, la investigación fue criticada por otros investigadores, ya que consideraban que estos hallazgos eran excesivos. No obstante, la tenacidad y el convencimiento que depositaron en sus propias teorías, logró que sus colegas las aceptaran.

Derivado de este gran esfuerzo, Mario fue invitado a formar parte del Departamento de Ciencias Atmosféricas, Planetarias y de la Tierra del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), como investigador y profesor. Más adelante, en 1994, su trabajo le permitió ser nombrado por Bill Clinton, como miembro del comité de asesoría sobre asuntos de ciencia y tecnología, el cual estaba compuesto por 18 científicos.

Finalmente, el 11 de octubre de 1995, en Oslo, Noruega, Mario Molina alcanzó el punto más fulminante de su trayectoria laboral al recibir -junto con Sherwood Rowland- el Premio Nobel de Química por ser considerados como los pioneros en establecer la relación entre el agujero de ozono y los compuestos de cloro y bromuro en la estratosfera.

“Los científicos pueden plantear los problemas que afectarán al medio ambiente, pero su solución es responsabilidad de toda la sociedad”

Mario Molina, durante su premiación en Oslo, Noruega.

Mario Molina Premio Nobel

Otras aportaciones científicas que dejó el legado de Molina

Identificó las propiedades químicas de compuestos que tienen un papel fundamental en la descomposición de la capa de ozono.

Descubrió que los gases refrigerantes clorofluorocarbonos (CFC), que son generados como residuo de procesos de refrigeración industrial y de productos en aerosol, tienen la capacidad de destruir la capa de ozono y pueden permanecer en la atmósfera hasta por 100 años.

Propuso y demostró nuevas reacciones catalíticas que explican gran parte de la destrucción del ozono en la estratosfera polar.

Participó en trabajos interdisciplinarios para combatir la degradación de la calidad del aire en las grandes ciudades, realizando aportes esenciales para el conocimiento y manejo de la contaminación atmosférica en la zona metropolitana del Valle de México.

Por su labor y contribución a la Ciencia recibió numerosos galardones, incluidos más de 40 doctorados Honoris Causa, el Premio Tyler de Energía y Ecología en 1983, el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas en 1999, el Premio Nobel de Química en 1995, el Premio Campeones de la Tierra que otorga Naciones Unidas y fue el primer mexicano en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.

De igual forma, en 2004, Mario Molina creó el Centro Mario Molina, el cual es una asociación sin fines de lucro, que busca ayudar a combatir los problemas de México en términos de calidad del aire y cambio climático.

Los 3Mers han sido inspirados por Mario Molina

“Además de los estudios acerca de la capa de ozono, Mario fue referente de la ciencia en México, y su opinión era respetada tanto en el ámbito político como social y político. De igual forma, no solo contribuyó con avances científicos sino también tenía la responsabilidad de impactar en los problemas reales de la sociedad (…)”.

Salvador Ávila Avalos, ingeniero de desarrollo de aplicaciones de la división de seguridad en transporte en 3M.

“Mario Molina es un ícono en las ciencias en México, además de sus aportaciones al entendimiento del agujero de ozono en el Antártico, su reconocimiento como Nobel de Química es por demás sobresaliente. Considero que Mario es un aporte a la ciencia y a la humanidad en sí, y un ejemplo del como sí se pueden lograr las cosas”.

Ricardo Zavala Hernández, ingeniero de desarrollo de aplicaciones en la división de IATD en 3M.

“Definitivamente el trabajo del Dr. Mario Molina hizo interesarme por las ciencias de la atmósfera. Cada vez que tengo oportunidad, leo un poco sobre el tema porque está relacionado con el medio ambiente, la calidad del aire, el calentamiento global, química de la atmósfera, etc. Saber que el Dr. Molina realizó logros en esta área del conocimiento es motivante.”

Julio A. Soto, ingeniero de aplicaciones en 3M.

Desde 3M, queremos reconocer el esfuerzo y aportaciones que dejó el Dr. Mario Molina a lo largo de toda su trayectoria laboral, y el uso que le dio a la ciencia para mejorar la vida de todas las personas en el mundo. ¡Muchas gracias!

Fuentes:

  1. 3M

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